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sábado, 25 de junio de 2011

Dreams.

Y otro día más, rodeada de estas cuatro paredes mal pintadas, con rayones como si pareciera que antes hubo una guardería, coloridos, dibujos que causan escalofríos imposibles de explicar. Bajo este techo oscuro, el cual no impide pasar el frio polar que fluye allá afuera. Ese viento el cual te comunica que afuera hay fantasmas rodeándote, fantasmas de almas que por alguna razón (que no es de mi incumbencia) no descansan en paz.
Acá, adentro, no hay nada. Nada de nada. La mismísima nada está acá. No más que yo y ella. Es una soledad que me acompaña.
No sé qué hago acá, no sé por qué razón estoy acá, y mucho menos sé como hice para llegar acá. Hay algo de lo que estoy segura, hace mucho que estoy intentando salir, lograr escaparme. Pero me produce una sensación horrible el solo pensar que si salgo de acá, voy a recordar esta imagen de este cuarto de infante por el resto de mi vida. Pero eso no me va a impedir que me vaya. Sigo con la idea de querer escaparme, y la voy a sostener hasta el último momento –hasta que lo logre o muera en el intento-.
Luego de segundos, minutos, horas, días, puede que hasta semanas y meses, por primera vez, -además del viento- escucho voces. Sí, voces, voces claras que algo quieren decirme. Voces que me hacen saber que fuera de estas paredes hay alguien. Voces que me dicen que no estoy sola. Por fin me volvió la esperanza al alma, sé que aquella o aquellas personas que están allí afuera –no sé a que distancia- quieren ayudarme, quieren sacarme de aquí.
Se están acercando, cada vez escucho las voces más claras. Se oye bien, es una voz femenina.
Conozco esa voz, si, la conozco. ¿De quién es?¿Es real o es mi imaginación?
No, es real. La siento, siento que me golpea la pared. Están acercándose. Notaron que yo estoy acá.
No puedo creerlo, escucho la voz aquí a mi lado. Son gritos, gritos muy fuertes. Gritos de una voz aguda que muchas veces antes había escuchado. Me están aturdiendo. Cada vez son más fuertes, logran darme dolor de cabeza. Por qué tan fuerte? Están aturdiéndome. Basta. Cierro los ojos para dejar de sentirlas. Con todas mis fuerzas deseo que se callen.
Y por fin, ya todo pasó, todo volvió a la normalidad.
Abro los ojos, y estoy en casa de nuevo.

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